Necesito tantas cosas... y tengo tan pocas que a veces pienso enloquecer. Suelo ser una mujer centrada y sensata, pero a veces mi corazón puede a mi cerebro y me juega malas pasadas. Me saca de mi ilusión y de mi fantasía y me transporta a la realidad, dolorosa realidad, que yo continuamente escondo y trato de huir de ella.
Te necesito tanto...
Necesito verte, hablarte, tocarte, acariciarte. Besarte, morderte, lamerte. Necesito estar cerca de ti, ver tus ojos cuando me hablan, sentir tu aliento cerca de mi, notar el calor de tus labios, la humedad de tu boca. Quiero volver a sentir tus manos acariciando mi cuerpo, tus brazos abrazándome, tu voz en mi oído diciéndome " te quiero" . Necesito estar a tu lado. Me encantaría velar tus sueños y colarme entre ellos. Me gustaría verte dormir y acariciarte mientras lo haces. Me complacería que me abrazases fuerte, muy fuerte y no me dejases escapar nunca. Necesito estar contigo, dormir a tu lado, y despertarme cada mañana abrazada a ti.
Necesito que me mimes, y me cuides. También necesito hablar de muchas cosas contigo, cosas de las que no hablamos cuando estamos juntos, pues el poco rato del que disponemos para vernos, lo ocupamos amándonos. Pero necesito hablar de otras cosas, de tonterías, de cosas poco importantes pero de las que me gustaría que participases conmigo.
Sería muy feliz viviendo contigo y cuidando de ti día a día.
Me gustaría poder ir de compras contigo, hacer la comida para ti, lavar y planchar tu ropa y plegarla con mimo. Repartirnos la tarea de la casa para terminar pronto y de nuevo deshacer la cama. Ducharme contigo y que me enjabonases lentamente el cuerpo, yo aclararía el tuyo.
Necesito tantas cosas... y tengo tan pocas...
Necesito que me lleves contigo para siempre, y si ahora no puede ser, por lo menos espero que cuando tu te vayas... me lleves contigo.
Marisa, 1997
De mis escritos "Cartas a un amor prohibido)
No hay comentarios:
Publicar un comentario